jueves, 3 de noviembre de 2011

Sí, los trastornos de alimentación se superan

Yo he superado uno. Hace cuatro días que la psiquiatra me ha dado el alta. Llevo tres años en terapia, aunque seguiré asistiendo unos meses más. En mi adolescencia ya fui a otro psicólogo; se ve que no fue suficiente. Me sirvió en su momento para mejorar mi estado de ánimo, mejor dicho, para mejorar mi diálogo interior. No sé cómo se llama ese tipo de terapia: ¿cognitiva, conductual? El nombre me da igual; los resultados son los que me importan. Aprendí a detectar la forma negativa en la que me hablaba y, sobre todo, a detectar cada “siempre”, “nunca”, “nada” o “todo” que cruzara mi pensamiento. Para ellos creé un filtro, el de la pregunta: “¿todo, todo?, ¿siempre?, ¿nada?, ¿nunca?”. Gracias a esto aprendí a relativizar: casi siempre, la mayoría de las veces, muy poco, hasta ahora nada, etc. También entonces tuve mi primer contacto desde un punto de vista psicológico (o terapéutico) con el perfeccionismo. Me ayudó mucho, tanto que empecé a suspender en el instituto…
Pero aquello no era el origen, eran sólo algunos síntomas, algunas conductas repetidas y vicios del lenguaje que empleaba conmigo misma. Gracias a que fueron tratados en su momento, mi caso no ha sido grave (esto es lo que me digo ahora que lo veo desde la distancia ya que no acepto –aún no- que haya sido para tanto).
He aprendido muchas cosas en el camino, como las podía haber aprendido de otra manera, porque todos aprendemos, pero yo lo he hecho a mi manera, en mi momento y a mi ritmo. He aprendido más tarde que otras personas de mi alrededor, pero también más profundo, porque el aprendizaje ha sido más intenso y tanto yo como mi terapeuta hemos influido para que haya abarcado distintos campos de la vida (de mi vida).




2 comentarios:

Pilarll dijo...

¡Muchas felicitades!

Patita dijo...

corazon, me alegro mucho por todo, a mi tambien me dieron el alta en septiembre, ahora a continuar asi. Besos