Mis queridos lectores:
como ya sabéis, llevo un tiempo sin publicar; sin publicar nada interesante. Se debe, como ya venía contando hace semanas, a que no me encuentro bien del todo, a la falta de ganas y, sobre todo, de energía inspiradora. Tengo entradas medio redactadas, ideas en la cabeza o sobre el papel, pero no me he puesto a redactarlas. Diría no he sido capaz de ponerme a ello, pero realmente no sé si no he sido capaz o me he dejado llevar por la desgana y, por tanto, no puedo decir que sea porque no haya podido sino porque no he querido.
No paro de darle vueltas a mis líos o affaires con la comida. De pronto no quiero comer y me tiro varios días sin probar bocado, alterándome sobremanera cuando me veo obligada a comer, como no paro de hacerlo. Ahora estoy en lo segundo. No tengo atracones, si alguien piensa que es eso, es simplemente que no puedo no comer. Salgo de casa y sólo pienso en lo que me apetece, como si de un antojo se tratara, y en qué tienda tengo más cerca para comprarlo. Las tiendas de alimentación de los chinos me lo ponen bastante fácil: abiertas de lunes a domingo, de 8 ó 9 de la mañana a 10 u 11 de la noche.
Me he propuesto varias veces no pasar por ellas, pero sólo me invade el pensamiento "bah, qué más da!". Detecto en mi cabeza el insulto: "eres una gorda, y como eres una gorda, pues tienes que comer", pero no soy capaz de eliminarlo, de erradicarlo, expulsarlo de mi cabeza, así que de poco me sirve verlo hablándome así. Es un insulto, lo es porque mi cabeza me lo dice para hacerme daño. A la vez me hace sentir mal, porque reflexiono y... ¿qué pasa, que por ser gordo ya se es peor o se es algo malo? Yo no tengo nada en contra de quien tiene kilos de más, por el motivo que sea; pero me digo esas cosas. Por otro lado, sé que no estoy obesa, así que, ¿qué problema hay si estoy gorda y no obesa? porque se supone que no hay un problema de salud si no lo estás, no es "obligatorio" o necesario adelgazar.
Y así me paso los días, hablándome a ratos, tirándome sobre la cama o comiendo en la cocina, el metro o andando por la calle, que ya me da hasta vergüenza que me vean pasar siempre por el mismo sitio con bolsas y comiendo, comprando donuts, galletas o chucherías varias en los mismos establecimientos.
Paso de mí a ratos, y así lo sobrellevo. Es como si me ignorara a mí misma. Estoy en casa antes de vestirme y lo único que pienso es que no tengo ganas, que llamaría a mi novio y le diría que me quedo en casa. Pero no lo hago. Me ducho, me visto, salgo a la calle (buscando un par de euros para comprarme alguna bolsa de algo, según el antojo del momento, y ando y ando hasta que llego a donde hemos quedado. A veces por el camino, nada más salir de casa, voy triste, con ganas de llorar o de darme un golpe (una torta), según el día, y me digo: "no puedes llegar así, ya que sales, te aguantas y que por lo menos no le amargues la tarde, has salido porque has querido, así que ahora a sonreír". Por lo general lo consigo. Me olvido u obligo a olvidar, a ignorarme a mí misma. Las primeras veces, creo, acababa en una tienda porque comiendo podía sonreír (comiendo te evades). Ahora ya no tengo ni ese pensamiento, viene directamente la pregunta dónde compro.
Lo que no puedo ni consigo evitar, aunque no me pase a diario afortunadamente, es el despiste, la desconcentración, que cuando te están contando algo, tu cabeza vuela y desconecta; te enteras a medias, ves cómo la otra persona sigue hablando y tú no le escuchas. Vuelves, te has perdido tres o cuatro frases, quizás más. ¿qué haces? Unas veces preguntas, dices que no te has enterado bien; otras no hace falta porque puedes deducir la idea principal (otra cosa es que a los pocos días te digan "si ya te lo conté, no te enteras de nada, parece que hablo con una pared" porque no te enterases de lo "irrelevante", las frases intermedias); y otras veces te da hasta vergüenza preguntar, pones cara de circunstancia y, en algunas ocasiones, te lo repiten porque ven que no te has enterado.
Así de triste.
Y así pasan los días. Y hoy, de pronto, mi madre se me pone malita y la tengo en casa. La oigo hablar por teléfono a una hora en la que tenía que estar trabajando -yo calentita en la cama- y pienso "¡joer! ¿y ahora qué hago?". La llamo, se sienta en mi cama y me dice que se queda en casa hoy. Me acerca la mejilla para que le de un beso.
Se me viene el mundo encima. Sólo quiero llorar. Mi madre mala en casa y yo pensando que no puedo estar sola, que me tengo que levantar y no puedo seguir en la cama y que la idea, leve, de acudir a la cocina y luego al baño no voy a poderla llevar a cabo (la verdad, creo que aún así no la habría hecho, me voy controlando bastante bien, pero eso era lo que planeaba anoche y lo que se me pasó por la cabeza esta mañana).
Que no puede ser. Estoy tan... no sé ni cómo describirlo, no basta una sola palabra: aislada, obsesionada... ninguna define lo que quiero expresar porque no son exactas para lo que quiero expresar (quizás me falte vocabulario). El caso es que llego a casa, me quedo comiendo, me voy a mi cuarto, o me quedo en el salón hasta las dos de la madrugada, hago lo posible por no estar con mis padres, no tengo ganas de conversar, no soy capaz de escuhar en condiciones... mi madre se pone mala, me necesita para unos mimitos y lo único que pienso es en quejarme. Ya basta. Ella que me ha dado todo lo posible y yo así, ignorándola. No se lo merece. La situación me hace sentir fatal. Y lloro, por eso lloro.
Ahora la tengo en el sofá. No quiere acostarse porque dice que se encuentra peor. Está tan acostumbrada a estar activa durante la mañana que, yo creo, no sabe qué hacer. Igual está aburrida. Viene a mi habitación y yo sólo le digo tres o cuatro palabras. ¿cómo estás? ¿se te pasa? ¿estás mejor?
Mierda.
No estoy mal. Tampoco bien. No estoy mal pero pienso primero en que quiero quedarme a dormir en lugar de estar con mi madre. ¿qué me ha hecho ella para que piense yo así? Me siento lo peor, sí. Es muy triste. Duele. Y sólo soy capaz de plantarme aquí a escribirlo porque no voy a ir a ella con los ojos rojos y mojados a decirle lo gorda y mal que me siento. Para qué, si tampoco es para tanto.
¿Me ignoro a mí misma o es que no me tomo en serio?
No hago más que intentar concienciarme de que estoy mal y no puedo. ¡Y es que no lo estoy!, ¡¿cómo voy a convencerme?! ¿Es esto una encrucijada? ¿cómo se sale de ella?
SEguiré ignorándome, parece que es lo que mejor se me da.
como ya sabéis, llevo un tiempo sin publicar; sin publicar nada interesante. Se debe, como ya venía contando hace semanas, a que no me encuentro bien del todo, a la falta de ganas y, sobre todo, de energía inspiradora. Tengo entradas medio redactadas, ideas en la cabeza o sobre el papel, pero no me he puesto a redactarlas. Diría no he sido capaz de ponerme a ello, pero realmente no sé si no he sido capaz o me he dejado llevar por la desgana y, por tanto, no puedo decir que sea porque no haya podido sino porque no he querido.
No paro de darle vueltas a mis líos o affaires con la comida. De pronto no quiero comer y me tiro varios días sin probar bocado, alterándome sobremanera cuando me veo obligada a comer, como no paro de hacerlo. Ahora estoy en lo segundo. No tengo atracones, si alguien piensa que es eso, es simplemente que no puedo no comer. Salgo de casa y sólo pienso en lo que me apetece, como si de un antojo se tratara, y en qué tienda tengo más cerca para comprarlo. Las tiendas de alimentación de los chinos me lo ponen bastante fácil: abiertas de lunes a domingo, de 8 ó 9 de la mañana a 10 u 11 de la noche.
Me he propuesto varias veces no pasar por ellas, pero sólo me invade el pensamiento "bah, qué más da!". Detecto en mi cabeza el insulto: "eres una gorda, y como eres una gorda, pues tienes que comer", pero no soy capaz de eliminarlo, de erradicarlo, expulsarlo de mi cabeza, así que de poco me sirve verlo hablándome así. Es un insulto, lo es porque mi cabeza me lo dice para hacerme daño. A la vez me hace sentir mal, porque reflexiono y... ¿qué pasa, que por ser gordo ya se es peor o se es algo malo? Yo no tengo nada en contra de quien tiene kilos de más, por el motivo que sea; pero me digo esas cosas. Por otro lado, sé que no estoy obesa, así que, ¿qué problema hay si estoy gorda y no obesa? porque se supone que no hay un problema de salud si no lo estás, no es "obligatorio" o necesario adelgazar.
Y así me paso los días, hablándome a ratos, tirándome sobre la cama o comiendo en la cocina, el metro o andando por la calle, que ya me da hasta vergüenza que me vean pasar siempre por el mismo sitio con bolsas y comiendo, comprando donuts, galletas o chucherías varias en los mismos establecimientos.
Paso de mí a ratos, y así lo sobrellevo. Es como si me ignorara a mí misma. Estoy en casa antes de vestirme y lo único que pienso es que no tengo ganas, que llamaría a mi novio y le diría que me quedo en casa. Pero no lo hago. Me ducho, me visto, salgo a la calle (buscando un par de euros para comprarme alguna bolsa de algo, según el antojo del momento, y ando y ando hasta que llego a donde hemos quedado. A veces por el camino, nada más salir de casa, voy triste, con ganas de llorar o de darme un golpe (una torta), según el día, y me digo: "no puedes llegar así, ya que sales, te aguantas y que por lo menos no le amargues la tarde, has salido porque has querido, así que ahora a sonreír". Por lo general lo consigo. Me olvido u obligo a olvidar, a ignorarme a mí misma. Las primeras veces, creo, acababa en una tienda porque comiendo podía sonreír (comiendo te evades). Ahora ya no tengo ni ese pensamiento, viene directamente la pregunta dónde compro.
Lo que no puedo ni consigo evitar, aunque no me pase a diario afortunadamente, es el despiste, la desconcentración, que cuando te están contando algo, tu cabeza vuela y desconecta; te enteras a medias, ves cómo la otra persona sigue hablando y tú no le escuchas. Vuelves, te has perdido tres o cuatro frases, quizás más. ¿qué haces? Unas veces preguntas, dices que no te has enterado bien; otras no hace falta porque puedes deducir la idea principal (otra cosa es que a los pocos días te digan "si ya te lo conté, no te enteras de nada, parece que hablo con una pared" porque no te enterases de lo "irrelevante", las frases intermedias); y otras veces te da hasta vergüenza preguntar, pones cara de circunstancia y, en algunas ocasiones, te lo repiten porque ven que no te has enterado.
Así de triste.
Y así pasan los días. Y hoy, de pronto, mi madre se me pone malita y la tengo en casa. La oigo hablar por teléfono a una hora en la que tenía que estar trabajando -yo calentita en la cama- y pienso "¡joer! ¿y ahora qué hago?". La llamo, se sienta en mi cama y me dice que se queda en casa hoy. Me acerca la mejilla para que le de un beso.
Se me viene el mundo encima. Sólo quiero llorar. Mi madre mala en casa y yo pensando que no puedo estar sola, que me tengo que levantar y no puedo seguir en la cama y que la idea, leve, de acudir a la cocina y luego al baño no voy a poderla llevar a cabo (la verdad, creo que aún así no la habría hecho, me voy controlando bastante bien, pero eso era lo que planeaba anoche y lo que se me pasó por la cabeza esta mañana).
Que no puede ser. Estoy tan... no sé ni cómo describirlo, no basta una sola palabra: aislada, obsesionada... ninguna define lo que quiero expresar porque no son exactas para lo que quiero expresar (quizás me falte vocabulario). El caso es que llego a casa, me quedo comiendo, me voy a mi cuarto, o me quedo en el salón hasta las dos de la madrugada, hago lo posible por no estar con mis padres, no tengo ganas de conversar, no soy capaz de escuhar en condiciones... mi madre se pone mala, me necesita para unos mimitos y lo único que pienso es en quejarme. Ya basta. Ella que me ha dado todo lo posible y yo así, ignorándola. No se lo merece. La situación me hace sentir fatal. Y lloro, por eso lloro.
Ahora la tengo en el sofá. No quiere acostarse porque dice que se encuentra peor. Está tan acostumbrada a estar activa durante la mañana que, yo creo, no sabe qué hacer. Igual está aburrida. Viene a mi habitación y yo sólo le digo tres o cuatro palabras. ¿cómo estás? ¿se te pasa? ¿estás mejor?
Mierda.
No estoy mal. Tampoco bien. No estoy mal pero pienso primero en que quiero quedarme a dormir en lugar de estar con mi madre. ¿qué me ha hecho ella para que piense yo así? Me siento lo peor, sí. Es muy triste. Duele. Y sólo soy capaz de plantarme aquí a escribirlo porque no voy a ir a ella con los ojos rojos y mojados a decirle lo gorda y mal que me siento. Para qué, si tampoco es para tanto.
¿Me ignoro a mí misma o es que no me tomo en serio?
No hago más que intentar concienciarme de que estoy mal y no puedo. ¡Y es que no lo estoy!, ¡¿cómo voy a convencerme?! ¿Es esto una encrucijada? ¿cómo se sale de ella?
SEguiré ignorándome, parece que es lo que mejor se me da.
7 comentarios:
¡Hola Miranda!
Siento que estés así. No suena muy agradable... :-( Pero me alegro de que te hayas decidido a escribir sobre ello.
"No hago más que intentar concienciarme de que estoy mal y no puedo. ¡Y es que no lo estoy!"
Bueno, por lo que cuentas sí que parece que estés mal. A lo mejor no por la razón que crees, pero desde luego algo hay y no creo que debas ignorarlo, al contrario. A lo mejor puedes intentar cambiar de aires un poco, no sé, vete un día de excursión tú sola, a Toledo, a la sierra o algo así fácil. A veces hace falta un poco de contraste para darse cuenta de lo que pasa.
Ya sabes: ¡mucho ánimo! Ya sabes que tienes aquí a tu club de fans estés como estés.
Un besazo,
Violeta
Hola!!
Me llamo Lorena y suelo pasarme a veces por tu blog. Hoy me he sentido identificada contigo, lo que cuentas es muy parecido a lo que siento yo, lo que vivo a diario. Yo también suelo quitarle importancia a lo que me pasa, pero al leerte a ti me doy cuenta de que sí que la tiene, sí estás mal,y deberías ir a un psicólogo, a un médico, o a donde sea que te puedan ayudar. Esos sentimientos de culpa constantes, de que no vales nada, de que no es para tanto lo que te pasa porque en el fondo no puedes evitar pensar que te lo estás haciendo tú,y esto no es así, tú no comes compulsivamente porque lo desees, ni vomitas por gusto, ni te quieres quedar metida en la cama porque estás feliz...tienes un problema, y no eres culpable de nada, eres la víctima aquí.
Yo creo que tu madre preferiría que le contases lo que te pasa llorando aunque la hagas sufrir, que ver como te vas hundiendo más y más en la tristeza. Porque estas cosas las madres las notan.
Yo soy muy de dar consejos que luego no soy capaz de aplicarme, sé que tendría que ir al médico, sé que debería contarselo a mi madre...pero como tú pienso que no es para tanto, que hago daño a los demás y que soy yo la culpable de todo. Quizás sea una forma de autoengañarnos, para no enfrentarnos a algo que da mas miedo aún... el cambio.
Hola nena.
Me paso para mandarte animos, y para decirte que, igual que muchas personas que te leen, me siento identificada contigo.
Senti en muchas ocasiones esa sensacion... dolorosa, pero no lo suficiente como para hacerte reaccionar. Va aumentando y aumentando, tan lentamente que ni siquiera te das cuenta de ello. Y ahi esta el mayor problema: al aumentar tan poquito a poquito nos engaña, y no somos conscientes de su verdadero tamaño.
Estas mal. Y tu lo sientes asi. Y si aun dudas, leete. Lee tu propia entrada. Cada palabra lo esta gritando.
Piensa en lo que quieres. Piensa en como quieres ser, loq ue quieres sentir, como quieres verte, y como quieres tratarte. Y comparalo con tu actual realidad. Ahi tienes tus dos puntos del camino, el final y el inicial. Son muy diferentes, pero estan en la misma linea. Si tu quieres, puedes pasar de uno a otro, perfectamente. Te sobra carisma, cabeza, energia, ganas...
Pero antes tienes que visualizarlo, visualizarte haciendolo. Creetelo. Sin mas. Siempre dije que la fe ciega era de mentes debiles. Ahora se que la fe ciega me ha salvado de continuar durante toda mi vida con algo que no queria. Te invito a esa fe ciega :).
Besitos guapa, mucho animo.
hola miranda espero que ahora te encuentre un pokito mejor, al igual que violeta pienso que hiciste muy bien en escribirlo, es una buena forma de desahogarse, me dio la sensación de que estas bastante confundida con tus sentimientos y que acciones debes llevar a cabo si me permites me gustaria aconsejarte algunas cosillas..... en primer lugar (puede sonar feo o pesado esto que te dire pero creo que te hara mucho sentido) si deseas ayudar a las chicas como se que lo anhelas debes ser capaz de ayudarte a ti misma .... vamos mi niña se toda la valentia que tienes en tu corazon y se que puede comunicar tu problema a tus familiares y pedir ayuda.... en segundo lugar y va enganchado con lo primero cuando me siento asi yo genero un cambio radical ya sea en mi o en mi entorno, por ejemplo voy a la peluqueria y me corto el pelo pero no las puntas solamente sino un cambio total... o llamo a mi pololo o a una amiga cercana y le digo toy mal apesar que te diga que quiero estar sola no me dejes... tambien te puedes poner a mover tus muebles o a pintar tu pieza (apesar que se que ninguna de estas cosas las quieres hacer en su momento) y lo más importante pide ayuda puede ser algo insignificante como tu dices no te lo rebatire pero tu eres importante y es problema insignificante fijate que no deja que vivas tu importante vida en plenitud..
Besos te quiero....
Hola Cariño!!!, disculpa mi pregunta ¿estás bajo la atención de un Terapeuta???...de no ser así POR FAVOR MI VIDA LO CONSULTAS. Yo nunca puedo sola y no es por la edad, cuando más chica tenía más tiempo para pensar en mí, pero ahora se suma la vida de mis dos hijas, que son dos estrellitas, buenas, no me traen problemas...al contrario tratan de ayudarme. La real ayuda es de mi Doctor.
No importa si no puedes escribir, lo importante es QUE SALGAS DE ESTE ESTADO, le cuentas a tus padres, nosotras esperamos.
Montones de besitos y abrazos de mamá osa!!!
Muchísimas gracias por vuestro apoyo, chicas.
La verdad que sí necesitaba desahogarme, por eso me puse a escribir, necesitaba oír alguna opinión más a parte de la mía. Más de una palabra se me quedó en el teclado, pero me desahogué.
Pues bueno, mi madre estuvo mala sólo un día, pero yo sigo acercándome a darle mimitos...jeje Es muy cariñosa: de pequeña, cuando estaba estudiando se acercaba a mi habitación, me abría la puerta si era necesario, sólo para darme un par de besos, luego se iba. No decía nada, sólo me besaba y se iba. ¡A mí se me hacía super pesado, para qué engañaros!
Violeta, le he estado dando vueltas a esto que me escribes:
"por lo que cuentas sí que parece que estés mal. A lo mejor no por la razón que crees"
pues no sé cuál puede ser esa otra razón... Sé que hay un par de cosas que me ponen nerviosa, de una no quiero ni oir hablar... quizá sea eso.
Lorena, ya siento que te encuentres en la misma situación que yo. Yo llego a desesperarme en algunos momentos, de darle tantas vueltas, de intentar convencerme de que estoy mal. Pero no hay manera. Fíjate que pienso en ir al médico y cuando me planteo qué decirle, sólo puedo pensar en una idea: que me ayuden a no comer. Es un poco fuerte, ¿no? Cuando estoy en racha de restricción, por supuesto, no tengo ese pensamiento, no me planteo ir al médico "porque no lo necesito". Aunque a los pocos días me encuentro más de bajón, con rabia acumulada y entonces si llego a planteármelo. Todo un lío.
Entiendo lo que dices: doy buenos consejos y luego no los sigo. Un amigo me dijo una vez la frase: "haz lo que digo, no lo que hago", que me parece tan acertada en tantas ocasiones.
Pues nada, vamos a tener que quedar para ir juntas al médico! jajaja
Es que la ironía y el hacer bromas no lo he perdido (menos mal!).
No, pero igual sí que podíamos llegar a un acuerdo, hacer una especie de pacto para ir al médico, pora que la cosa tenga más aliciente, porque yo me veo incapaz, no veo el día (ni las ganas, tan siquiera).
Ariadna y Paulina, gracias por confiar en mí, por decirme que de veras tengo fuerza para ello. A veces una se olvida de que puede tenerlas y hace falta que se lo recuerden, y ahí habéis estado vosotras. Gracias.
Leerme la entrada una segunda vez... no puedo, en este instante no. Me entran los suspiros y mi cabeza se niega.
Y hacer un cambio radical... pues ya lo hice hace más de un mes, me teñí de pelirroja. Estuve bien tres o cuatro días y después volví a lo mismo. Incluso llegué a recapacitar sobre por qué me había teñido, y pensé: si pensaba que iba a cambiar algo, estaba equivocada; no sirve de nada. Estoy contenta con el color, eso sí; no me arrepiento.
Graciela: creo que ya te he contestado a lo largo de este comentario: no estoy en terapia. Me paso todo el rato aconsejando terapia a las demás y luego yo no soy capaz de ir al médico... En fin. Perdonadme por ello.
Llegué a pedir cita para ir al de cabecera, pero me puse tan nerviosa, con algo de ansiedad, que preferí no ir y que se me pasase ese malestar. Y desde entonces a hoy. ya veremos. No prometo nada, por eso pido perdón, porque sé que me decís de corazón que vaya, y que lo cuente, que es por mi bien. Y llegará el día en que, de seguir así, os canséis y no me lo digáis más. En fin.
Muchos besitos a todas. Y muchas gracias. Se siente una arroapda con vuestro apoyo.
¡Hola!
Lo que te decía es lo que me suele pasar a mí. Lo que está claro es que la comida no es el problema sino la reacción. ¡Qué te voy a contar a tí que tú no sepas!
A mí me pasa a veces que estoy mal y creo que es por A y me pongo a charlar con algún amigo y me doy cuenta de que cuando llegamos al tema B se me saltan las lágrimas... y ahí suele estar el quid de la cuestión, me guste o no. Creo que para estas cosas es muy importante interactuar con otra gente, preferente un especialista, claro, pero al menos con alguien que te quiera y que sepa escuchar.
Mi psicóloga siempre dice que las recaídas son oportunidades. Tu cuerpo te está intentando decir algo. Atrévete a escucharlo porque estoy segura de que después te va a ir mucho mejor.
¡Un abrazo muy fuerte!
Violeta
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