Gracias

Quiero dedicar esta entrada a una de las pocas personas con las que hablo personalmente de mis affaires con la comida, que ayer me regaló este alegre llaverito de la foto. Gracias, porque puedo espachurrarlo cada vez que esté nerviosa, gracias por el mensaje que tiene; ¡espero que no se borre del sobeteo nervioso de mis manos frías y sudorosas!

No tuve ayer un día de los más alegres, me sentía algo baja de ánimos; no sé si era evidente, espero no haberlo transmitido demasiado como para haberte dejado con mala sensación. Sé que no leerás esto hasta dentro de un tiempo, pero lo sentía así hoy y ahora.

¡Ah! ¡Gracias por el billete de vuelta! Jejeje ¡Qué miedo aquel hombre de olor a alcochol, tan insistente...!

A todas/os los demás que pasáis por aquí, os dedico la foto, porque vales un potosí, Tú vales mucho. Y que nadie te diga lo contrario. Y que nadie te haga sentir rastrero, inferior o mal sólo con sus palabras despóticas, negativas o despectivas. No seamos víctimas del sentimiento de inferioridad, la rabia, ira o aburrimiento de nadie, ni de un familiar, ni de una pareja ni de un amig@.

Para tirarnos por los suelos nos valemos y nos bastamos, no necesitamos a alguien que "nos haga ver la realidad" a través de sus ojos personales y transformados (¿quizás trastornados?). [Por favor, no confudid una verdad hiriente con comentarios despectivos y que buscan la burla o el malestar del contrario para el bienestar del que se siente inferior.]

Tú vales mucho. Es bastante común que nosotros mismos no lo veamos, que cuando nos lo dicen o nos regalan algo así con esa frase, desechemos la idea, la desestimamos, no la aceptamos, "porque somos lo peor", "porque no valemos para nada", "porque somos una mierda". Que una frase así sea bienvenida como un abrazo de alguien que regala su amor al viento para que abrace, cálido, a toda persona que le roce en el rostro, frío.

Y mi amiga, sin saber lo que había escrito aquí, me contestó diciéndome: "Te voy a escribir algo que he leído: Hablar de lo que nos duele, nos permite mirarlo de frente. Cuando podemos ver cara a cara nuestro dolor es que ya no está en nosotros. Si la felicidad compartida vale doble, la pena compartida vale la mitad."