¡Qué desorden!

¡¡Qué caos!! Una amiga mía dice que le doy la impresión de ser super ordenadita, y, hablando de su habitación que, dice, está siempre revuelta, la mía debe de ser todo lo contrario. Bien, ¡¡¡pues échale un vistazo a estas fotos!!!

Normalmente sí soy ordenada, al menos dentro de mi desorden hay un orden (que sólo yo conozco)... Vale, estoy exagerando; lo único revuelto de verdad suele ser el escritorio, que en palabras de mi padre "parece un bazar" -de algún sitio tenía que haber sacado yo esa tendencia a exagerar...

Pues eso, que últimamente mi habitación y mi cuarto de baño se revuelven, como mi vida, que está "en obras", "con las aceras levantadas" en algunos aspectos. Un caos. De pronto un día no puedo conciliar el sueño como al siguiente no quiero levantarme de la cama; de pronto me tiro un mes sin maquillarme que estoy cuatro días seguidos maquillándome (eso sí, sin limpiarme la cara, "¿pa qué?"); y si me da por hablar de mi pobre detandura... está experimentando un poco de todo, desde el amargo café o el delicioso té que la amarillean, o los estupendos jugos gástricos que la demolen, hasta los contínuos olvidos y desganas para limpiarlos. Qué desastre. Lo que decía: un caos. Por fuera y por dentro.

Respiraré hondo y me pondré manos a la obra, a ver si consigo hacer transitable la acera... Esto no puede ser. Al menos ya ordené la habitación (¡y el baño!!) ¡bieeeeeen!

Me voy con la ironía a otra parte. Aquí tenéis las fotos:

Divertidas, ¿eh? Y como también he tenido mis momentos de maníaca por el orden, pues una muestra de lo ordenadas que me quedaron las toallas. (No estás tan bien como me hubiera gustado; las habría ordenado también por colores, por ejemplo; pero el armario es pequeño para tanta toalla). ¡Cachis! Acabo de ir al armario: ¡mi madre las ha movido