lunes, 26 de noviembre de 2007

Ayudar a alguien con un trastorno de alimentación

Para padres, madres, amigas/os y conocidos/as.

En The Something Fishy Website se ofrecen varios consejos sobre qué hacer y decir, y qué no cuando conocemos a una persona que sufre un trastorno de alimentación. Para leer el texto original, pinchad en el enlace. Es una traducción del original en inglés; personalmente, no me gusta demasiado, así que aquí tenéis mi "versión" de lo que ahí se dice.
El web ofrece también apoyo a familiares y amigos (en inglés), haced click aquí.

Cuando no somos nosotros quienes sufrimos un trastorno de alimentación, sino alguien externo, hay cosas que conviene evitar y otras que podemos hacer, entre ellas:
- no forzar a una persona con anorexia a comer,
- ni evitar que una persona con bulimia lleve a cabo su conducta purgativa,
- ni que un comedor/a compulsivo/a deje de comer compulsivamente.

Dado que los trastornos de alimentación se deben a comportamientos y conductas emocionales, de estrés y otras causas psicológicas, nuestra atención no debe centrarse desde el primer momento en la comida. "Los trastornos de alimentación son un intento de controlar, esconder, llenar, evitar y olvidar el dolor emocional, el estrés o el odio hacia uno mismo."

A los padres de menores de edad que sufren un T.A.: tendrán que estar atentos casi constantemente a su hijo/a, sin prestar mucha atención a las súplicas de "no me hagas esto" o a las promesas de que su actitud cambiará. Es posible que se vean en la situación de obligar a su hijo/a a acudir al médico o al hospital. Recordemos cuán graves pueden llegar a ser estos trastornos: pueden acabar en la muerte.

A los padres de mayores de edad con un T.A. y a las demás personas que tengan a un ser querido que sufra de anorexia, bulimia u otro trastorno de alimentación, sepan que, salvo orden judicial, no pueden obligar a esa persona a buscar ayuda. Sí pueden aprender a escucharla con atención, expresarle su apoyo y preocupación, siempre con delicadeza.

En la mayoría de los casos se requiere un tratamiento médico (psicológico) y cada persona puede necesitar uno completamente distinto; además, pueden exisitir muchos obstáculos para pedir ayudar. Por ello, apoyar y ayudar a nuestro ser querido a recuperarse, es algo que sí podemos y que conviene hacer. Recuerda: puedes estar ahí para escuchar y comunicar.

Decidir si una persona está lista o no para enfrentarse a los asuntos emocionales que le han provocado el trastorno de alimentación que padece, depende del sufrimiento de cada uno. Es la persona afectada, de forma individual, quien debe elegir la opción de recuperarse y de querer esforzarse por y para ello. Nadie más en su vida puede tomar esa decisión; tiene que querer hacerlo por sí misma/o. Obviamente cuando la salud está en peligro, lo primero será recuperar la salud física de la persona para, a continuación, comenzar con el tratamiento psicológico.
"A menudo tienen miedo de pedir ayuda, sienten que no hay un lugar adecuado para hacerlo. Y mucho más amenudo, quien padece un trastorno de alimentación no siente que merezca ayuda".

Frases e ideas a evitar:

"¿Estás enferm@?"
"Parece como si tuvieses el SIDA"

Partiendo de la idea de que las personas con un T.A. tienen una baja autoestima, este tipo de frases pueden causar más daño de la intención con la que se dicen. Es mejor sustituirlas por un "Has perdido mucho peso, estoy preocupad@ por ti", "estoy aquí para escucharte cuando quieras".

"¿Por qué no comes de una vez?"
"No entiendo POR QUÉ no comes..."
"¡Sal del maldito baño!
" Éstas son frases de control, no de cariño, y, en realidad, no ayudan sino que perpetúan el problema, ya que hacen sentir más culpable a la persona que sufre el trastorno de alimentación.

"¿Por qué me haces esto a mí?"
"¿Es que no ves lo que estás haciendo a tu novi@/madre/padre/marido/mujer/hijos?"

Este tipo de frases tienen un carácter egoísta por parte de quien las pronuncia, aunque no se perciba así; el mensaje que se envía con ellas es algo así como "mira los problemas que estás causando", "no nos cargues con esto". Quien sufre un trastorno de alimentación está luchando en su interior consigo mismo, no lo hace con los demás. Podemos tomárnoslo como un reto para aprender a comunicarnos con mayor claridad.

"¿Por qué te estás haciendo esto?"
"Tienes cosas buenas en tu vida, ¿cuál es el problema?"

Quien tiene un trastorno de alimentación no elige hacerse esto a sí mismo. En la gran mayoría de los casos no hay una elección consciente por esas conductas frente a una conducta de amor hacia uno mismo y felicidad. Es un mecanismo, una forma de enfrentarse al estrés, la depresión, el odio hacia uno mismo, que se ha ido aumentando y fortaleciendo con el paso del tiempo. Es un reflejo de lo que una persona siente sobre sí misma. Por ello los familiares, hijos, maridos o esposas tienen muy poca influencia, tan sólo temporal, en la creación de la verdadera autoestima que es necesaria para la recuperación.

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