domingo, 22 de junio de 2008

Ser hijo/a único/a

Llevaba tiempo queriendo escribir sobre este tema. Tanto tiempo que mi cabeza lo ha masticado hasta deshacerlo y se me hace tan rápido y fácil como lento y difícil escribir sobre ello.

Yo y otras muchas chicas y chicos, mujeres y hombres, son hijos únicos, no tenemos hermanos ni hermanas. En algunas ocasiones uno (o una) crece sólo con los padres debido a una gran diferencia de edad con sus hermanos o porque debido a otros motivos éstos se encuentran fuera de casa y crecen prácticamente como hijos únicos.

Existe el tópico del hijo único mimado, el "niño/a de papá" al que le dan todo lo que quiere o pide. A menudo la gente te pregunta por tu familia y cuando dices ser hijo único, percibes una mirada especial. No es de desprecio, tampoco creo que sea de envidia. Es una mirada que quizás por haberla visto tantas veces no puedes olvidar y sabes lo que significa. Algo así como: "ya decía yo" o "bueno, otra mimada". Como si alguno de tus actos, tu forma de actuar o comportarte, te delatase como hijo/a único/a.

Puede que sea así. Yo no lo percibo porque soy yo misma quien actúa o se comporta de esa manera (según algunas personas).
Sólo me he encontrado con una persona que, teniendo hermanos, me dijese que los hijos únicos tenían algo especial, en el buen sentido. Si sois hij@ únic@, sabréis de lo que hablo y lo raro y fascinante que es oir algo así, cuánto te alegra no sentirte juzgada porque tus padres no pudieran o decidiesen no tener más hijos. Porque, al fin y al cabo, es algo que no puedes controlar, es decisión de tus progenitores.

Y como quiero romper con el tópico, seguiré hablando de esto.

Por lo general se asocia hij@ únic@ con estar mimado, ser caprichoso/a y recibir muchas atenciones. Qué bueno, ¿verdad?, recicbir mucha atención, que tus padres estén contigo en todo lo que hagas, apoyándote, abrazándote, queriéndote, comprándote cosas. Pero la realidad supera la ficción, y no sólo para lo bueno.

Cuando uno es hijo único, los padres suelen volcarse contigo, no tienen otro hijo al que atender, es lógico, quieren cuidarle lo más y mejor posible para que tenga lo que ellos no tuvieron, porque, ya que sólo tienen uno, que tenga TODO y lo mejor, que superen lo que éllos tuvieron y pasaron, que tenga una vida mejor y más fácil. (Esto también puede ocurrir cuando se tiene más de un hijo, no está restringido a los hijos únicos, con la pequeña diferencia de que con un solo hijo "sólo hay una oportunidad" de hacer bien las cosas).

Lo que la mayoría de la gente no se plantea es cómo puede afectar tanta atención y qué puede tener de malo ser hijo único. Generalmente se ve como algo únicamente positivo, se olvidan las desventajas.

Resulta que cuando uno tiene hermanos (de una edad similar, que están aún en casa cuando uno está creciendo), la atención, el tiempo, las regañinas, los deseos, las frustraciones, las exigencias, se comparten; y si uno se lleva bien con el hermano o hermana, puede compartir sus sentimientos, sus peleas y aliarse o ponerse en contra de una u otra opinión paterna o materna.
Cuando uno es hijo único, es el único en el que se confía para que salga bueno, para que se comporte, para que estudie, para que sea educado, el único con el que ser comprensivo y tolerante, pero también el único al que exigir "para que sepa", el único para que lleve a cabo las ilusiones o deseos frustrados de sus padres.
Es el único que escucha las discusiones, el único a quien gritarán cuando el otro (el padre o la madre) no estén. Si mamá o papá se enfadan, eres el tercer pilar de la familia: irán a ti a contarte lo que el otro ha dicho, incluso le criticarán porque están enfadados o dolidos. Uno viene primero, el otro después. Si hay un portazo o discuten en la habitación de al lado, sólo estás tu, con tus coches o tus peluches, para oírlo. Y estás en medio: puedes no hacer caso, ignorarles, o intentar mediar entre ellos, para lo cual hay que tener mucha mano izquierda, mucha empatía para saber cuándo y cómo decir lo que le ocurre al otro miembro de la familia sin herir demasiado. O puedes oir y callar. Si tu madre está enfadada, si tu padre tiene problemas (pongamos, por ejemplo, con el alcohol -no es mi caso- y se le escapa una torta), sólo hay un hijo con quien pagarlo. Digamos que se viven las cosas en un poco más de soledad que cuando hay otro hermano en el que apoyarse o en el que verse reflejado y darse cuenta de que uno no está sol@, de que no sólo le pasa a él.

La atención es buena, pero dejará de serlo cuando se convierta en sobreprotección, cuando no tengas la suficiente libertad para cometer errores de los que aprender, porque te aconsejan lo que hacer o no hacer (en realidad te están diciendo lo que esperan que hagas, lo que quieren que hagas, porque creen que es lo correcto y no quieren que te equivoques).

Los padres sienten con sus hijos (hace poco me lo decía un padre que había perdido a un hijo en un atentado): ríen cuando sus hijos están felices, por mal que ellos se encuentren, y sufren cuando sus hijos están mal. Si eres hijo único, sólo pueden sufrir o sonreír por ti. Es un peso tremendo saber que tus padres sufrirán por verte llorar o por estar más callada de lo normal.

Pueden hacerte muchos regalos, de acuerdo, pero de nada servirán si te sientes triste o consideras que tu vida es una caca. De poco servirá si ves que a pesar de crecer, te siguen tratando como a una niña, con la misma protección. De poco servirá si no puedes comunicarte con ellos mejor de lo que quisieras.

En algunos casos, los padres deciden tener sólo un hijo para darle TODO lo que ellos no han tenido. Pero... ¿de qué hablamos con ese "todo"? De muy poco sirve darle a un niño libros, ropa, mochilas, zapatos, ordenadores, juegos para la Play y cientos de cosas materiales si aquello que podías mejorar como padre o madre (la educación, el cariño, los valores morales) se quedan en la oficina porque cuando llegas a casa estás tremendamente cansado y no soportas las niñerías de tu hijo/a. He oído a más de un padre decir "¡Estoy deseando que comience el cole para que me deje tranquilo!" (pensadlo; los niños no son una marioneta que deba reír cuando queremos jugar y se calle cuando estemos cansados y no nos apetezca oírle llorar o quejarse. Es muy fuerte oír frases así). La sociedad está cambiando y resulta muy caro tener un hijo (es la realidad), de modo que papá y mamá trabajan para mantener la casa y darle todo al niño/s. ¿Dónde está el cariño? ¿dónde las charlas y paseos en los que a través de juegos se les enseña a quererse, a respetarse a sí mismo y a los demás?

Me estoy desviando del tema... me preocupa demasiado cómo está hoy la educación de los niños y jóvenes y cambio de un tema a otro.

Quería llegar al punto en el que los padres, inconscientemente, quieren que sus hijos no comentan los mismo errores que sus hijos, que puedan estudiar una carrera, que lleguen a... a lo que uno quiso y no pudo, ese algo abstracto que queda en el inconsciente como una espinita que notas al rozarte con una superficie suave. Y ocurre que cuando uno es hijo único, también ocurre en familias de dos, tres o más hermanos, papá y mamá ponen toda su ilusión en que su hijo lo consiga. De nuevo, es un peso tremendo; pues de no conseguirlo, la frustración, aunque temporal, será grande y uno se sentirá mal (si no tiene una buena autoestima, eso también es verdad).

Los padres no son culpables de todo; o quizá sí si se debe a una debilidad, fragilidad o tendencia genéticas... No son culpables de todo lo que hagamos, de lo que digamos o seamos, de cómo nos comportemos de mayores, pero influyen mucho, pues es en la infancia donde recibimos más influencia, somos más susceptibles, un folio blanco sobre el que se escribe, un perro recién nacido al que enseñar a comportarse.
Aunque genéticamente tengamos nuestras propias tendencias o predisposiciones, la infancia es fundamental para el desarrollo posterior. De hecho, he oído de boca de una psicóloga que ese es el motivo por el que muchos niños adoptados en países extranjeros sufren después tanto problemas de desarrollo personal.

Afortunadamente, el ser humano tiene aún instinto de supervivencia y por mal que lo haya pasado, tiende a fortalecerse y a luchar por salir de cómo se encuentre. Lo que no significa que no quede "marcado" durante años.

Resumiendo, que vuelvo a desviarme, ser hijo único no es sólo ser un hijo mimado, es sufrir de ciertas carencias y ciertas desventajas, como puede sufrirlas quien sí tiene hermanos, pero de forma distinta.

Quizás seamos especiales, quizás no; pero desde luego no será sólo por haber recibido muchos mimos.

Como decía al principio, me resulta tan fácil como difícil hablar del tema, pues tengo las ideas claras, pero las mezclo con otras nuevas, como habéis visto. Espero que se entienda y que si tenéis o vais a tener un hijo/a, luchéis contra el cansancio y sepáis darle a vuestro hijo/s los recursos suficientes para ser feliz y para tener una autoestima sana, confianza y seguridad en sí mismo.

Como sé que a Graciela le llega mucho este tema... ¡espero tu comentario! jeje

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hmm, yo no relaciono el ser hijo único con muchas ventajas. Quizá materiales, pero poco más. Mi experiencia es que ser hijo único es un rollo. Vamos, tengo hermanos pero bastante más mayores que yo así que de niña me he aburrido bastante. Mi sueño era tener una hermana gemela. ;) Más adelante fui hija única de facto (es decir la única hija en casa y mis hermanos viviendo en otras ciudades) y me aburría aún más. Lo bueno es que pronto hice muchos y buenos amigos, pero en casa... un tostón.

Lo de los padres que no te dejan cometer errores me parece mala cosa se sea hijo único o no, claro que es posible que cuando haya varios niños pase menos, simplemente porque se escapan a tu control. Pero vamos, eso de que te inculquen el miedo a equivocarte... mala cosa. Entonces pueden empezar los sentimientos de culpa, el miedo, el huir de los problemas... Como tú bien dices, no se puede responsabilizar de todo a los padres (sobre todo a partir de cierta edad) pero sí que son una gran influencia... tanto que hay quien se pasa la vida intentando desaprender algunas cosas que aprendió de su familia.

¡Un beso!
Violeta

Unknown dijo...

Yo no he encontrado ninguna ventaja en ser única mujer, encima la mayor, "eso de que eres la mimada de la casa, no?" que te repiten todos los que te conocen, no ha sido para mi. Ya sabes mi vida que la influencia de esa vida de niña, no ha sido buena para mi psiquis, pero el perdón lo he aprendido con los años.
Por momentos, los amigos, vecinos de mi papá y mamá, creen que debería estar todo el tiempo con ellos, cuidándolos, casi viviendo en su casa. Para mi los hijos no les debemos nada a los padres, mis hijas Carla y Lucía no son ni van a ser mi bastón en la vida. Por supuesto que no quiero decir olvidarse, para nada es así en mi caso, pero tengo una vida propia, ellos me hicieron autosuficiente (tarea muy difil para un niño de l4 años), así soy también de adulta.
Existen muchos mitos, como cuando los papás están separados y les dicen a los niños "tienes dos casas, dos vacaciones, dos, dos", en realidad los niños quieren ver a sus papás juntos.
Miranda, ningún beneficio en ser niña única jajaja, ni malcriada, ni mimada...algún día mis hijas me pasarán el parte diario de mis errores, pero las mimo a las dos por igual y las malcrio, una comida para una, otra para la otra, en fin veremos como llegan a adultas. Mis besitos y abracitos perfumados a vainilla!!!

Miranda dijo...

Me he sentido arropada con vuestros comentarios, gracias.
De modo que a las tres nos ha afectado un poco la infancia... de pronto me entra la rabia contra los padres... bufff!

Violeta, siendo tú la pequeña, y por lo que cuetnas, supongo que habrás vivido una situación parecida a la de ser hijo único. No hay nada que decir, creo que eso es suficiente, nos entendemos en ese aspecto (y en otros! jeje).

Graciela, es la primera vez que oigo decir a una madre que sus hijos no le deben nada. Me ha sorprendido tanto que no sé si estoy de acuerdo o no. Yo siempre he pensado que les debía prácticamente todo a mis padres,pues son ellos quienes me han criado y me han dado de comer, me han pagado los estudios, la ropa e incluso los caprichos, siendo pequeña y de adulta, pues aún vivo con ellos.
Independiente sí me considero, mi madre, también hija única, tuvo claro desde el principio que quería que yo fuese autónoma, que hiciese las cosas por mí misma. Recuerdo algo que me dijo un día, no se me ha olvidado aún: si quieres una cosa, hazla tú misma, no se la pidas a otra persona (fue en una circunstancia concreta que no recuerdo, algo así como haber pedido algo a alguien y que no lo hubiera hecho).
Por otro lado, mi padre no quería que saliese mimada y caprichosa como mi madre, así que entre los dos han intentado que no lo sea, y creo que lo han conseguido (otra cosa es que sea una quejica, más últimamente que vuelvo a estar débil psicológicamente).

Graciela, errores tenemos todos, como padres, amigos o trabajadores. Creo que educar a alguien es muy complicado, como complejas somos las personas. Muchas veces queremos evitar una cosa y al intentarlo conseguimos el efecto contrario.

Bueno, eso es todo, no me enrollo más.

Ah, no! que se me olvidó decir (mira que releyendo el post no me gusta nada como ha quedado, eh!),se me olvidó mencionar que suelen decir que los hijos únicos somo egoístas. A mí eso me perseguirá siempre: en el cole me lo decían, mi novio me lo dice (aunque en este caso creo qeu es por mostrar debilidad en ese punto, ya que así suele conseguir lo que quiere, pero bueno, ese es otro tema y tampoco estoy muy segura de ello).

Besitos avainillados para ambas.

Anónimo dijo...

Jeje, lo de "nos ha afectado un poco la infancia" está bien... No sé a vosotras pero a mí me ha afectado mucho, muchísismo. Creo que nunca he escrito demasiado sobre ese tema porque no me gusta que parezca que le echo la culpa a mis padres. Es muy difícil que no lo parezca sin contar cosas muy personales de su vida y eso no me apetece. De la mía puedo contar lo que quiera pero de la suya...

Respecto a lo de que no les debemos nada a nuestros padres, a mí me ha costado una terapia psicológica entenderlo. No me atrevía a aceptar algunos de mis sentimientos porque me sentía culpable. Creía que no tenía derecho a sentir ciertas cosas hacia mis padres por lo que me negaba a mí misma. Un ejemplo extremo: ¿Qué pasaría si tu padre fuera un asesino en serie? ¿No tendrías derecho a sentir asco, rabia, odio? Es cierto que ellos te han criado etc. pero durante ese tiempo tú les has dado ya muchísimas cosas. No creo que les debas nada, pero de algñun modo son parte de tí, eso sí.

Anónimo dijo...

Es curioso que hace dos días escribía sobre que no les debemos nada a los padres y al mismo tiempo estaba creciendo en mí la angustia precisamente por eso: porque creí que quería hacer algo pero en realidad no quería sino que sentía que debía hacerlo, que si no sería una mala hija. Ya veis que es muy fácil saberse la teoría y muy difícil aplicarla. Me estaba agobiando y el "modo atracón" acechaba así que suspuse que algo no andaba bien. Creo que gracias a esta discusión he tardado menos en darme cuenta que otras veces de lo que pasaba. ¡Gracias!

Miranda dijo...

A mí tampoco me parece que sea fácil...

Me alegro de que te haya ayudado reflexionar sobre ello. Nunca sabemos cuándo van a aparecer esas ideas que luego tanto nos ayudan, verdad? besos!